LA PLAZA DE TARAPOTO NECESITA CAMBIAR DE ROSTRO, PERO YA

LA MUNICIPALIDAD TIENE LA PLALABRA

Por: Julio Quevedo Bardález

Un 24 de diciembre de 1973, a las 6 de la tarde se inaugura la nueva plaza de Armas de Tarapoto, cuando era alcalde el Dr. Eduardo Yashimura Montenegro, en pleno gobierno militar.

Lo novedoso de la plaza era el obelisco del medio, ademas de las fuentes de agua que una vez llegado el ocaso, salían los chorros a colores debido a la proyección de luces que salían del obelisco.

Solo ocho años duró el ambiente artístico que adornaba la plaza, y que los tarapotinos, iban a observar el espectáculo todas las tardes.

A fines de 1980, llega la televisión a San Martín, Canal 13 iniciaba su programación a las 6 de la tarde, y los tarapotinos, ya no visitaban su plaza, y se quedaban en sus casas o donde sus vecinos, viendo impactados, cómo salían imágenes de aquella pequeña cajita.

Olvidaron el espectáculo de la plaza, y en 1981 se malogran las luces y los chorros de agua dejan de salir, y los costados del obelisco se convirtieron en dormitorios para muchachitos que hacían de lustrines.

Los años posteriores, la plaza fue utilizada para lo que venía en moda, los patines de cuatro ruedas, las bicicletas, los skates, estaban en la diversión de los adolescentes.

Para los mayores, la plaza significaba mítines políticos.

Ya pasaron casi 44 años de su construcción, y ahora la vemos descuidada, llena de ambulantes, y por las noches, ya no vemos las los chorros de luces, sino a personas que dicen hacer arte callijero, cuando en verdad en sus actos remedan a los homosexuales y se burlan de los “espectadores”.

En fin dicen que la mejor carta de presentación de un pueblo es su plaza de Armas, pero en Tarapoto se convirtió en la peor pesadilla.

Y que no nos den analtaginasos cada diciembre, en la plaza construye el árbol de Navidad, como para olvidarnos de sus penurias.

Ya es hora que nuestra carta de presentación sea remodelada, para que lo que una vez fue un orgullo de la ciudad, vuelva a serlo con creces.

 

Fuente: Diario VOCES

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